Wednesday, July 1, 2009

Las procesiones internas

Es responsabilidad del expatriado saber cuanto tiempo necesita descansar entre misiones. Mis reclutadores sugerían no menos de 3 meses: “…un mes para dormir, otro para sacarte a la misión de debajo de la piel, y el tercero para descansar realmente….”. Mi misión oficialmente tiene 6 meses, pero me gusta pensar que empezó mucho antes: en el momento en que llegó el correo que decía Port Harcourt, delta del Niger, o cuando me subí en el avión hacia NY para mi apasionante entrenamiento y me di cuanta que ya no había marcha atrás. Talvez, el viaje comenzó de verdad aquella mañana de sábado que hablé por primera vez con P y empezó a encarrilarse mi destino hacia África. Si este viaje empezó hace tanto tiempo no puede termina en menos de una semana. La misión vivirá en mi memoria, y mi memoria la editará, incansable y obsesivamente. Este viaje no terminará nunca.

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