Por mas de 40 años Kapuscinski viajó por África e hizo todo lo posiblemente imaginable: atravesó Uganda en Guerra, se quedó en Luanda cuando todos evacuaban, se deshidrató en el Sahara, subió las montañas de Rwanda. Cuando llegó a Port Harcourt visitó una iglesia cristiana y desarrolló un profundo ensayo sobre la culpa en la cultura africana. En la misma calle de la casa de los expatriados se encuentra Faith Power: International Christian Centre. Cómo no entrar…?
Dos japoneses, una húngara y un colombiano entran a una iglesia cristiana en Port Harcourt. El plan: mezclémonos con la multitud, que no se note nuestra presencia, hagámonos atrás por si queremos retirarnos temprano. Perfecto.
Tan pronto entramos nos damos cuenta que somos los únicos “blancos”. Por lo menos 200 personas paradas cantando con los ojos cerrados y las manos elevadas. Todos sonríen, alguien nos da un sobre. A pesar de nuestra renuencia, una señora levanta de sus sillas a 4 devotos cristianos y nos sientan en la sexta fila. Al fondo del salón está el Pastor vestido de púrpura y dorado, tiene un enorme reloj y cadena de oro. Voz gruesa y gordito; Pienso en Barry White. Canta y habla amigablemente. Entiendo menos de la mitad de lo que dice y bien poco de lo que sucede. “Can I have an Aleluya…?” claro que si…ahí va…Aleluyah
Las mujeres tienen altos gorros y largos vestidos, los hombres pantalones de paño, corbatas y zapatos de cuero. Hay niños por todas partes, ninguno llora. “Can i have an amen…?” Una gruesa mujer con un vestido de paño gris sube al escenario, toma el micrófono con propiedad, toma aire y arranca a cantar poderosamente un soul lento y rítmico en lengua africana. Pienso en Ben Harper y los ciegos de Alabama, en Erika Badu, en Tina Turner, pienso en los Commitments. Pienso en el sonido que lo llena todo. Pienso que podría escuchar Soul y solo Soul toda mi vida. Hasta ahora veo las dos paredes de amplificadores en las esquinas.
… Levanten las manos! …Ahí están levantadas…!
Hasta cierro los ojos…!
El pastor pide levantar el sobre que nos han entregado al entrada; bendice el dinero que le daremos. Se levanta cada una de las filas de personas sentadas y sin excepción caminan en línea hacia dos cajas diseñadas para insertar los sobres. Solo queda sentada una mujer muy joven con un bebé de brazos. La gente baila en las filas. Introduzco el sobre vacío.
Al finalizar un grupo de feligreses hace un corredor humano para facilitar la salida del Pastor/Rock Star hacia las oficinas. Por una razón que no alcanzo a entender la gente se acerca desde todas las direcciones a estrechar nuestra mano. Busco a la cantante, necesito el nombre de esa canción. Hay tanta gente alrededor que no puedo verla. El pastor se acerca convencido de que es él a quien busco, estrecha mi mano y me dice: déme cinco minutos y estaré con usted. Este es un buen momento para irnos.