En el mismo vuelo de mi llegada venía una adorable doctora francesa llamada Dominique, tendría alrededor de 60 años y nos hicimos buenos amigos. Dominique se fue hace un par de semanas y fue reemplazada por Krisztina, recién llegada de Hungría. Rachel T se fue para el norte y nos enviaron a Rachel D, Misao reemplazó a Mike, Takashi a Lionel y Masagi a Xavier. Acaba de llegar Alphonse de Burundi. El ciclo vuelve a empezar.
Somos ya unos verdaderos maestros en despedidas, pero en ellas hay algo que me extraña: pareciera que hay un acuerdo tácito a que las amistades son solo de misión. Como no me ha llegado el memorando me encariño fácilmente con la gente, y de repente se van.
Lo que nos une es la misión? No tenemos nada en común después de ella? Cuado me vaya, cómo le escribo a un Port Harcourt que está totalmente desconectado del mundo? Un Port Harcourt donde el tiempo transcurre de una forma diferente? Qué tema podríamos tener en común? De qué le hablo si no es de trabajo? Y quien quiere hablar de trabajo?
El intercambio correos se hace con el desinterés de aquel que sabe que no escribirá.
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