Lo sucedido y no escrito ha sido mucho y lo llevo conmigo. He aprendido que puedo sobrevivir y hasta trabajar bajo el calor abrazador, que puedo ser amigable y distante, hablador y callado y que está bien. He aprendido el nombre de la delantera del Manchester United, de las cuatro meseras del Toby y de innumerables personas en el hospital. He dormido poco, he leído menos y he escrito demasiado. He tomados tres fotos. He comprobado que un hombre puede vivir escuchando solo a los Rolling Stones. He abandonado mi apariencia personal y la he encontrado de nuevo. Lo he comido todo. He comprado cuatro hermosas mascaras Yoruba. He encontrado gente de lo mas interesante, que llega y se va, que estimo y no olvido. He hecho una buena amiga que me gustaría que conocieran todos, que de alguna forma extraña me ha enseñado de nuevo algo de la decencia que se me estaba embolatando.
Una prueba de la entrega total a la causa siempre será vista con buenos ojos por los jefes, así sea a todas luces un acto carente de sentido común.
Una de las cosas mas interesantes de vivir en misión es la completa carencia de certeza que tenemos, la misión de seis meses puede ser acortada, alargada, pueden cerrar la misión, puede haber una emergencia. La anterior jefe de terreno debía terminar su misión mucho después, pero fue reemplazada rápida y eficientemente. Ninguna de las dos personas que ocuparon antes mi puesto terminaron su misión. Llevo 12 semanas que parecen 21, estoy agotado todo el tiempo. Siento como mi estado de ánimo lentamente cambia, producto del estrés y del cansancio, hacia una versión mas agresiva de mi mismo, pero de acá no me muevo.
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