En mi vida he visto un grupo de expatriados tan admirable, y entrañable. Tanto así que el día de mi despedida le di un abrazo sentido a todos, y me fui con un lagrimón en los ojos. Todos trabajan mas allá de los límites humanamente comprensibles y siguen siendo decentes y cordiales. Había personalidades fuertísimas pero no había conflictos, los unía un deseo de hacer el trabajo lo mejor posible y no es porque les tenga cariño, pero encima eran guapísimos, el casting era impecable: ellos, mal rasurados, despeinados, ojerosos, risueños, ellas, interesantes, con largas pestañas, elegantes cuellos, perfectas narices. Todos estaban cubiertos de polvo y tostados por el sol.
Saturday, May 2, 2009
Los expatriados de Katsina
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